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viernes, 17 de mayo de 2024 01:26h.

Esto le pasa a Monedero por ingenuo - por Chema Tante

Un alcalde, cuando me pagó un trabajo en negro -sí, yo he cobrado en negro, era eso o el hambre ¿saben?- me dijo "que no lo sepan los ingenuos de mi partido, que no se enteran". Así es. No se enteran, quienes ignoran que en el estado español, por arriba y por abajo, durante muchos años, las elecciones las han ganado y han gobernado los partidos que disponían de perras para pagar los tremendos gastos de las campañas, la compra de espacios publicitarios, la "afinidad" de los medios, las encuestas estratégicas para publicarlas de cara a la galería, los mitines a todo meter, el buzoneo de sobres con papeletas y propaganda electoral... 

Un alcalde, cuando me pagó un trabajo en negro -sí, yo he cobrado en negro, era eso o el hambre ¿saben?- me dijo "que no lo sepan los ingenuos de mi partido, que no se enteran". Así es. No se enteran, quienes ignoran que en el estado español, por arriba y por abajo, durante muchos años, las elecciones las han ganado y han gobernado los partidos que disponían de perras para pagar los tremendos gastos de las campañas, la compra de espacios publicitarios, la "afinidad" de los medios, las encuestas estratégicas para publicarlas de cara a la galería, los mitines a todo meter, el buzoneo de sobres con papeletas y propaganda electoral... 

Una montaña de perras, sí. obtenidas, no con el trabajo y posterior donación de la militancia, sino con aportaciones muy interesadas, o como pago directo de favores y complacencias, por parte de empresarios y personas. Las mismas que luego aparecen, una y otra vez, recibiendo adjudicaciones de contratos públicos, licencias, recalificaciones y demas malas mañas de la especulación de estos tiempos desgraciados.

Lo que se ha sabido de las maneras en que algunos partidos han recibido mordidas o se les han hecho servicios gratuitos. es solamente una pequeña muestra de lo que las grandes empresas enmascaradas bajo la careta de formaciones políticas, Pp, PsoE, CiU, Cc ,se han estallado en sus comunicaciones y en su fastuoso funcionamiento. No hay más que ver las operaciones de información y propaganda; las continuas apariciones de figurones de esos partidos en medios que facturan, de una u otra forma, la difusión: la enorme cantidad ´de sedes, con amplia disposición de recursos, los fastuosos actos partidarios en hoteles y espacios muy costosos; la realización recurrente de estudios de opinión, que -los de verdad- salen carísimos ... Eso no lo pagan las cuotas de la militancia, ni las aportaciones del estado, a pesar de que son elevadas. Eso se paga de la manera que ustedes y yo sabemos. Eso se paga, en fin, a costa de la calidad y cantidad de los servicios sociales y las obras que benefician a la gente.

Si PODEMOS, cuando irrumpió en la escena política con el estampido de sus resultados en las elecciones europeas y con su crecimiento incesante en los sondeos de opinión, se hubiera acercado a las grandes empresas de todo pelaje, tarifando a futuro sus favores, como ha sido uso y costumbre en este estado de derecha que padecemos, les aseguro a ustedes que dispondría en estos momentos de las arcas del Tio Gilito. Las grandes empresas no dudan en abrirle las arcas a quienes elas piensan que pueden llegar al poder. 

Si, en el caso que ahora está afligiendo a tanta gente, Juan Carlos Monedero, cuando cobró la pasta que le pagaron por su honrado trabajo, calladito la boca, hubiera metido ese dinero en alguna cuenta oscura, de esas de las que tanto saben en el Pp, PsoE, Cc, CiU, en estos momentos nadie sabría ni de la existencia ni del origen del dinero. Y lo habría destinado, completito, a lo que a él le diera la gana. A escondidas de Hacienda. Y nadie estaría ahora denunciado eso.

Si se ha conocido que Monedero puso el dinero -previo pago de una parte sustancial al fisco del estado español- en una emisora de televisión, es porque lo ha hecho a la vista, sin tapujos. 

Si resulta que le están buscando las vueltas por esa insignificancia -comparada con los presupuestos de las grandes empresas con disfraz político- de cuatrocientos y pico mil euros, es porque Monedero consideró -y a mí me parece lógico- que si él no se iba a quedar con el dinero, sino que lo donaba a un medio de comunicación, no le correspondía pagar un impuesto que carga la renta de las personas físicas. Pero, aun así, le entregó a Hacienda lo que le parecía adecuado. Y, cuando se empezó a armar el follón, el hombre corrió a enmendar el supuesto error, cometiendo -a mi juicio- otro error mayor. El de la ingenuidad.

Y, mientras tanto, con todo este acoso, derribo y linchamiento de un tipo que lo único que hace es pelear por sus ideas, poniendo su trabajo y su dinero al servicio de la causa que considera legítima, lo que se ha demostrado una vez más es que en el estado de la derecha española, las empresas pagan menos, muchísimo menos, impuestos que las personas.