Ahora que Paulino se las echa de paladín de la sostenibilidad, debería mirar lo que hace el alcalde de Grenoble, Eric Piolle, de Les Verts: elimina la publicidad en la calle y la sustituye por árboles.

¿Cómo quieren que se les diga? Gran parte de la población canaria está en la miseria, solamente una cuarta parte está integrada plenamente en la sociedad, en tanto que un diez por ciento, cada día acrecienta su riqueza. Por no hablar de quienes medran en esta pobre Canarias nuestra, siendo de fuera. Canarias está en la cabeza de la pobreza europea, pero también, en la cabeza de la desigualdad social. Dicen en FOESSA que "la desigualdad ha crecido un 11,1%”, y que “es la concentración de la riqueza la que agudiza esta desigualdad”. Y no valen excusas, echarle la culpa al gobierno de allá. Esto nos pasa desde siempre y nos va peor que al resto del estado.

Montecruz describe en LA PROVINCIA una conversación que ha captado entre Paulino y José Miguel, en las postrimerías de sus respectivas carreras políticas. Este par de personajes tan distintos comparten la debilidad de los soportes sobre los que se encaramaron en sus respectivos partidos. Y les diré que no me inspiran ninguna lástima. Pinchen y lean

Siempre he sostenido que lo único que unía a dos tipos tan diamtralmente distintos como Paulino y José Miguel mera su mutuo apoyo. Ahora, ese punto unión resulta fortalecido desde fuera, como plasma birllantemente Padylla en LA OPINIÓN. Pinchen y vean

Inés llega a límites insospechados, afirmando haberse reunido con el fundador de El Museo Canario, Gregorio Chil y Naranjo, que dejó Canarias para irse a la otra dimensión, en 1901. Nada menos. Y eso se inserta en el abonimable desamparo en que han dejado Paulino e Inés a la venerable institución cultural. El Museo Canario, bastión de la cultura identitaria canaria, está en trance de desaparecer porque, claro, como la consejera de cultura de Paulino trata con muertos, no consigue soluciones... Inés, ni sabe nada de historia canaria ni es capaz de hablar sin largar mentiras. No se reunió con nadie, ni vivo ni muerto.

“Si hay petróleo, la nueva batalla es que sea de los canarios”, dice ahora Paulino. Ni siquiera un embustero redomado como Paulino, el recalcitrante presidente perdedor de elecciones, puede mantener la impostura indefinidamente.

Vean este ranking que publica LE FIGARO, que a la gente toleta le parececerá una excelente noticia, pero no lo es, porque explica sin dudas la tétrica situación social de un archipìélago que recibe 12 millones de turistas al año.  Así, tirando los precios, cualquiera llena las habitaciones, jarca de velillos. Pero ustedes, ni eso, porque la ocupación media no alcanza dos tercios de la capacidad.

"No se lo creen ni ellos"

Paulino ha intentado avalar y demostrar lo que no hacía ninguna falta, ni avalar ni demostrar. El rechazo popular mayoritario a la actividad petrolera cercana a las islas es algo que se puede comprobar, con la simple observación directa. Y solamente una consulta realizada con las debidas garantías de un control externo y sobre el censo real de la población puede establecer de manera confiable, indudable, la magnitud de ese rechazo. Que yo tengo la impresión de que es más grande que lo que arrojan los resultados de la pacata y chapucera encuesta. 75% de rechazo, dicen. También es casualidad que haya salido una frecuencia tan fácil de vender "uno de cada cuatro en contra". Me luce patético. Lo que tenía que hacer Paulino es pelear y pelear por hacer una consulta como es debido. Todo lo demás es una chorrada.

"Con el roce, todo se pega; la malo, más rápido que lo bueno", Uno examina el brillante historial académico y profesional del doctor ingeniero en telecomunicaciones, nada menos que profesor visitante en Harvard casi cinco años, profesor de nuestra Universidad Canaria en su centro de la ULPGC y Director de Investigación y Tecnología-Consejero Delegado del ITC,  Juan Ruiz Alzola, y se asombra de la capacidad que tiene Paulino para desborrifar todo lo que toca.

Este es uno de esos días en que Padylla y LA OPINIÓN me disculparán por reproducir completa esta genial viñeta, que me lleva a exclamar de nuevo. Qué ruin eres, Pâulino.