Raúl Vega, desde TAMAIMOS, y apoyándose en David Bramwell y su libro El cambio climático y las Islas Canarias (2019), explica con breve claridad las causas del lúgubre fenómeno del cambio climático y envía un mensaje de esperanza. Desde Canarias, dicen Bramwell y Vega, a lo que me uno yo, Chema Tante, podemos contribuir a paliar los efectos del drama ambiental que amenaza a la Humanidad. Bramwell lo escribió en 2019, pero lo viene diciendo hace tiempo, igual que Vega y que yo. Pero, lamentablemente, la sucesión de gobiernos bardagos que hemos sufrido en las islas han transitado exactamente el camino contrario: Necesitamos energías limpias, pero generamos el 95 de las que consumimos (desaforadamente,además) en la fogalera de las fósiles. Tenemos que consumir alimentos locales, para evitar la huella de carbono por el transporte y el deterioro ambiental de la agricultura intensiva, pero importamos más del 90 % de lo que comemos y bebemos y de lo que le damos a las multitudes, 16 millones, de turistas que pesan sobre nuestro territorio. Mientras, el irresponsable presidente de ahora pide bonificaciones fiscales para el queroseno aéreo, para que los aviones mantengan su letal ritmo actual. Deberíamos usar el transporte colectivo o la movilidad natural, y todos los días se montan unos atascos descomunales a la entrada y salida de las ciudades. Tendríamos que reciclar los residuos, pero abusamos del plástico, de los envases no retornables y los contenedores de basura son una vergüenza. Quienes clasificamos somos excepción, en su mayoría, chonis...Una verdadera calamidad. Y, sintiendolo mucho por las buenas intenciones de Vega y Bramwell, yo creo que lo más terrible, es que, se diga lo que se diga, se grite lo que se grite, esto seguirá. Ya lo verán.

En SOCIAL EUROPE, un interesante e instructivo texto de Bo Rothstein sobre la creciente desigualdad económica en el mundo y las actitudes que hay que adoptar para enfrentarse a este canalla efecto del neoliberalismo. Como dice Rothstein y sabemos mucha gente, cada día la gente rica es más rica y la gente pobre, más pobre.Esto tiene, obviamente, varias causas, pero sobresalen dos, muy importante. Una, que el crecimiento de la riqueza viene del acaparamiento, vía robo, del rico en contra del pobre. La otra, más nueva, el auge de la especulación financiera, que crea dinero artificial, que no representa riqueza física ninguna, pero confiere poder a quien lo posee. Entre otras soluciones, Rothstein nos habla de la economía social, los procedimientos por los que la fuerza de trabajo intervenga en la gestión de las empresas y participe en los beneficios.

Después de tanto años recibiendo cachetadas de los oráculos de la teoría económica que proclamaban como dogma de fe la doctrina de los "chicos de Chicago" (si los ricos son más ricos, lo pobres mejoran), cachetadas que recibíamos unas pocas personas pensantes que resitíamos a tanta mendacidad, empiezan a proliferar los testimonios y los diagnósticos sobre lo que es la verdad. Y la verdad es que el neoliberalismo no ha sido ni es otra cosa que una burda añagaza que ha sido utilizada por las oligarquías para recuperar los pocos privilegios que perdieron tras siglos de lucha social. El neoliberalismo no busca más que retrotraer la historia. El coherente veterano militante socialista Antonio Aguado recomienda este lúcido artículo de Sheri Berman, publicado en SOCIAL EUROPE y en CTXT REVISTA CONTEXTO. Berman nos dice que para acabar con el neoliberalismo no hay otra manera que la resistencia y la denuncia. Y que estolo tiene que hacer la izquierda, porque si no, la historia se repetirá y nos toparemos con otro fascismo más potente. 

Álvaro Felipe Hernández

Estupenda admonición que le hace Aminetu Haidar a la Unión Europea y, por cierto, a su nuevo flamante y abyecto responsable de Asunto Exteriores, el mandaz Borrell. En esta crónica de Anxo Lamela desde Copenhague, que señala en DEIA Luis Portillo Pasqual del Riquelme, nos enteramos de que la esforzada activista saharaui no solamente le afea a Borrell, a Sánchez y a Robles que estén lanzando desatinos sobre supuestas amenazas terroristas, sino que les dice con toda razón que mejor harían preocupándose por la paz en el Sáhara Occidental. Y la paz en ese territorio se conseguirá restituyendo la soberanía a quién le corresponde. Que es el pueblo saharaui. Y a este pueblo saharaui se le está agotando la paciencia, de manera que es urgente que se desenrede el asunto y se le paren los pies al déspota régimen marroquí.

Creo que esta información que señala Luis Portillo Pascual del Riquelme en CONTRAMUTIS y TLAXCALA es importante por sí misma y reveladora por sus ausencias. Porque parece significativo que los grandes medios de la comunicación mercenaria se cuiden mucho de decir estas cosas. Sin embargo, ahí está la verdad denunciada por Sergio Pascual sobre el abengoísta Borrell. Borrell está destapando, en este ministerio que ocupa, en los estertores de su agonía política, todas las mezquindades de su gestión. Que Borrell es un miserable, lo sabíamos mucha gente hace muco tiempo, pero la extrema hipocresía que infecta la vida pública en este imperio español expirante, ha presentado como un tipo estupendo a un auténtico granuja. Yo, Chema Tante, proclamo que si Borrell apoya las trapacerías marroquíes en el Sáhara, no lo hace porque crea en el derecho a la ocupación el territorio, cosa indefendible, sino porque quiere y consigue participar en la cuchipanda del saqueo.

Julián Ayala señala este actículo donde Javier Gallego, desde su blog en EL DIARIO, dice las verdades obvias. Otra vez que sufrimos una nueva victoria del neoliberalismo fascista. Que eso ha sido el acuerdo del Supremo. Venalidad al servicio del oro. Y yo, Chema Tante, grito con Javier Gallego: ¡Váyanse a hacer puñetas, señorías!