La justicia argentina le lava la cara a la española y emite órdenes de detención contra torturadores franquistas
María Servini de Cubría. Recuerden el nombre y la imagen de una jueza que es una jueza como debe ser, consciente de su responsabilidad desde la magistratura y desde su condición de ser humano. Lo que está haciendo esta mujer quedará en la memoria de la legión de víctimas de una de las represiones más feroces que haya perpetrado el fascismo. Tan dura como la que más, más larga que ninguna otra. La justicia argentina ha sabido estar a la altura de su deber, persiguiendo a las infames dictaduras de su propio país. Por eso tiene ahora autoridad moral para abordar las fechorías de otras dictaduras. Y la gallardía del gesto de la jueza y de la justicia argentinas, por contraste, pone de manifiesto la vileza, el desentendimiento, de otra justicia cuya pasividad, su ausencia de dignidad ha hecho posible que la jurisdicción de otro país pueda actuar, en virtud del principio de la justicia universal.