"Divisa de las hojas" nueva novela de María Teresa de Vega - por Ana Beltrán
Divisa de las hojas, novela coeditada por Ediciones Aguere y Ediciones Idea, transcurre en el año 46, con los sinsabores de la postguerra aún efervescentes.
Divisa de las hojas, novela coeditada por Ediciones Aguere y Ediciones Idea, transcurre en el año 46, con los sinsabores de la postguerra aún efervescentes.
Eso es justamente lo que quiero decir, ni más ni menos. Sólo con Canarias se atreve el Gobierno a cometer tamaño atropello; con cualquier otra región no se atrevería.
En estos días salió a la luz un interesante y biográfico libro titulado TRÁNSITO, un título sugerente y muy adecuado para este género literario. En él se desvela la vida de Bernardino García narrada por su propia hija, la escritora y actriz Elba García.
Dice este ministro (afortunadamente interino), refiriéndose a Canarias, que «sitio chico infierno grande». Ésa fue una de las perlas con las que nos obsequió a los canarios ayer bien temprano, en Las Mañanas de Radio Nacional, en el programa que dirige Alfredo Menéndez, para regocijo de la periodista Curry Valenzuela, que le hacía la pelota descaradamente.
Hace unos días, se presentó en el Círculo de Amistad el nuevo libro de la conocida poetisa Teresa de Jesús, cuyos poemas son una auténtica denuncia, expresada con la palabra justa, propia del género por el cual la trasmite, y que es a la vez puro sentimiento. Los versos que componen este libro son fruto de los infortunados acontecimientos que proliferan cada día, y ante los que la autora no queda impasible.
Estos días se ha hablado tanto del señor Cañete, que ya una está un poco saturada. Pero, ¿cómo nos vamos a callar ante sus insultantes y vejatorios comentarios, en este caso, y como todos sabemos, dirigidos a su contrincante femenina?...
Ayer lo leía y no lo podía creer. El texto rezaba así: El arzobispo castrense viaja en el helicóptero que vigila la valla de Melilla. La aeronave dedicó más de cinco horas a llevar al prelado hasta Ceuta.
Y yo que creía, ilusa de mí, que en el adiós de Ricardo Melchor iba incluido el definitivo adiós a ese tren de su particular y pertinaz insistencia. ¡Cómo me equivoqué! Don Ricardo lo dejó atado y bien atado. Y pensar que ayer me sorprendí cuando vi a su sucesor en la prensa, diciendo que por falta de dinero va a dar prioridad sólo a un tramo del sur… Lo leía y no lo podía creer. Pobre sur, tan maltratado siempre desde cualquier ente público capitalino.
Yo para ser feliz quiero un tractor... y el señor Cardona un Singapur canario...
Hace unos días, asistí al estreno de una película, un largo, el primero de José Ángel Alayón, cineasta tinerfeño, aronero, para más señas, formado en la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños, Cuba. Ya había estrenado uno de sus cortos en el mismo cine, el Víctor, de eso hace algunos años, pocos. Creo que era su primer trabajo, no recuerdo muy bien; lo que sí recuerdo, es que aquel corto se me hizo cortísimo...